‘Echate a la bolsa’ a los reclutadores

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Un candidato puede boicotear su entrevista laboral al no preparar sus argumentos para la cita; analiza y define primero qué es lo que vas a ofrecer de ti, como profesional, al entrevistador.

El tema del desempleo sufre altas y bajas. En abril del año pasado, por ejemplo, la tasa de desocupación fue de 5.17%, como proporción de la Población Económicamente Activa (PEA), cifra mayor en 0.26 puntos porcentuales a la proporción de 4.91% alcanzada en marzo, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

La presión de encontrar una oportunidad, en especial cuando se han pasado varios meses sin empleo, puede llevar a la persona a caer en una espiral de inercia y desesperación. Se tiende a dudar de la capacidad para ser contratado y tener el puesto de trabajo que se anhela. La angustia incrementa al ir de una a otra entrevista sin ser llamado, menciona el autor Jack Welch en su libro Ganar, las Claves para el Éxito del Ejecutivo más admirado del mundo.

García opina que aunque el mercado laboral se encuentre ‘deprimido’, muchas veces el propio candidato boicotea sus oportunidades al no llegar lo suficientemente preparado a las entrevistas laborales. A veces, dice, esto se debe a descuidos que pudieran parecer inofensivos para el aspirante, pero ‘ofensivos’ para el entrevistador.

Por ejemplo, a los reclutadores les interesa ver que un candidato conoce el giro de la empresa donde aplica y, sin embargo, “a veces la gente no sabe ni cuál es el giro de esa organización”.

Hay que invertir tiempo en estudiar la industria, quiénes son sus principales competidores y cómo alinear los objetivos personales a lo que la organización hace.

En una entrevista, se pueden tener dos dinámicas: por una parte, el reclutador ahonda en la trayectoria de la persona para saber si encaja en el puesto. Pero también es la oportunidad para que el profesionista conozca más sobre la compañía. “Se puede pedir a ese encargado de recursos humanos que platique un poco sobre el grupo”. Eso ayuda a precisar si el lugar responde a lo que se busca en lo profesional.

Un requisito indispensable, es saber qué se ofrecerá en esa plática: experiencia, habilidades, nuevos puntos de vista, cartera de clientes, etcétera. Además hay que anticiparse a las preguntas que el entrevistador hará.

¿Quién no ha sentido incertidumbre antes de una entrevista?, actitudes como trabarse o responder ‘con mucha información’ ciertas preguntas, es una reacción al temor de quedar en ridículo ante los reclutadores. Para evitar esta situación, hay que ‘aplicarse’ para cumplir con ciertos puntos antes de tener la cita de trabajo. Mira esta lista:

1. Currículo sintetizado. Es el instrumento básico de presentación y sólo debe incluir logros puntuales y cuantificables.

Error. Llevar “hojas y hojas, eso hace que la atención se pierda.

2. Imagen de 10. Llegar en punto de la hora establecida habla del cuidado que pones a este evento. Pero de nada sirve este logro, si tu imagen deja ‘qué desear’.

Error: Presentarse con atuendo informal; eso no aporta puntos a tu currículo, aunque en ese lugar se fomente el viernes casual, o la actividad profesional sea muy creativa.

Si no tienes referencia de cómo es la cultura de la empresa para vestir, la sugerencia para hombres es utilizar traje, mientras que las mujeres deben evitar el exceso de accesorios y maquillaje. Otro indicador que califican, afirma Echeverría, es tener una actitud afable.

La entrevista “es un intercambio de información y experiencia”. Así que la persona debe proponerse obtener información sobre valores y costumbres en ese lugar, y después comentar cómo podría alinearse y generar empatía en ese tipo de cultura.

3. Derrocha proactividad. Un encuentro laboral de esta naturaleza es similar a cuando buscas pareja. Se sientan frente a frente -candidato y entrevistador- para conocerse y es, en esa dinámica, cuando la persona puede identificar si está dispuesta a dejar lo mejor de sí en esa oficina, y si ese lugar puede desarrollar sus capacidades.

Error. Quedarte callado cuando te preguntan si tienes alguna duda sobre el puesto. Hay que preguntar abiertamente si existen dudas sobre el proceso. Puedes cuestionar detalles, como: ¿Qué tipo de liderazgo tiene quien (es) será tu jefe?; ¿Qué reportes deberás presentar?; ¿Cómo califican tus competencias?; y ¿Cómo se mide el desempeño?, entre otras.

Ensaya estos puntos antes de salir a la entrevista y evita hundirte en la actitud de ‘que el otro hable’. “No se trata sólo de contestar las preguntas del entrevistador”.

En cuanto a señales de comunicación, especifica la directiva, un fuerte apretón de manos a la llegada y despedida, es un acto apreciado por los reclutadores. Otra acción que deja un buen sabor de boca es enviar un correo y carta de agradecimiento por el tiempo que se compartió con la persona.

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